LA TRANSMISIÓN DE LA FE A LOS HIJOS

En pocas semanas, se abrirá el plazo de inscripción para nuevos alumnos en los colegios. Yo, como madre “novel” que soy, de un niño de casi tres años, me planteo cuál es el mejor colegio al que llevar a tu hijo. Se abre un abanico inmenso de posibilidades, ¿bilingüismo o no bilingüismo? ¿uso de nuevas tecnologías o metodologías más tradicionales? ¿con grandes instalaciones o más familiar? ¿religioso o laico?…

Infinidad de opciones y todas ellas muy respetables y válidas. 

Todo depende de tu lista de prioridades, si entre las más importantes está la transmisión de la fe a los niños, me planteo, ¿es el colegio relevante? En mi humilde opinión, pienso que sí. Sin olvidarnos de la verdadera fuente que es la Iglesia, las parroquias.

Está claro, que la fe es un don de Dios que concede a quienes lo piden, pero el ambiente en donde se muevan nuestros hijos es fundamental, empezando por la familia.

La familia es el núcleo central donde se debe transmitir la fe, es la llamada Iglesia doméstica. Jesús quiso nacer y crecer en el seno de la Sagrada Familia de José y de María. Y así, debemos imitar los padres, enseñando a nuestros hijos desde edades muy tempranas: quién es Dios, como nos quiere y la mejor manera de acercarnos a Él: a través de la Iglesia, la Biblia y los sacramentos. Nosotros somos el mayor ejemplo para ellos: por cómo actuamos, nos amamos, perdonamos y afrontamos las dificultades del día a día.

Además de esto, el colegio, los amigos y el ambiente social en el que se desenvuelvan también van a influir en este aprendizaje. El llevar a tu hijo a un colegio católico, no te garantiza nada, pero sí una serie de actividades y propuestas desde el centro que van a corroborar lo que estás cuidando en casa.

Desde el centro, la Congregación Pureza de María, en su proyecto educativo, mira minuciosamente cada detalle en este aspecto, desde la etapa de Infantil hasta Bachillerato: el cariño a la Virgen María (Vírgen peregrina), la oración diaria, oratorios, Foc, las misas periódicas, catequesis de comunión y confirmación, el movimiento Familia Albertiana, expresión de la fe, “Deja huella”… 

Transmisión de la fe en el colegio: el oratorio. ¿Qué es? 

Esta pedagogía, está basada en los Oratorios infantiles que promovió el sacerdote escolapio D. Gonzalo Carbó hace más de 20 años y desde el colegio se lleva haciendo desde hace más de 10 años.

Para empezar, se les presenta a los niños, como el sitio más especial del colegio, ¿y por qué? Porque ahí está la persona más especial: El Señor.

El oratorio es un sitio acogedor, que invita a la oración, decorado con sencillez y pensando en los niños. Por eso, las sillas son adecuadas a su estatura de modo que no les cuelguen las piernas. Debe contar con todos y cada uno de los siguientes elementos: un sagrario, una Biblia, un crucifijo, una imagen de la Virgen, una vela, el cuadro de Madre Alberta y una alfombra que recoge todos estos signos. Desde allí se les enseña a tener intimidad con Dios: a saber, hablarle, escucharle a través del corazón y de la lectura de la Biblia y sobre todo reconocerle en cada momento. Aprender a comportarse y a saber estar en un sitio sagrado.

En este ambiente tan diferente al de clase y un grupo reducido de alumnos, se propicia el diálogo y el exponer a ojos de la Palabra diferentes situaciones o inquietudes que tienen, con toda confianza, y desde allí poder ayudarles.

Esto es un regalo inmenso para los niños y una ayuda muy grande en su crecimiento de fe.

La fe: un reto para los padres.

Es verdad, que tenemos que tener presente que el niño  va creciendo y pasando por diversas etapas: infancia, niñez, preadolescencia, adolescencia y juventud. La manera que tendrán de relacionarse con Dios también cambiará. Por eso, cuando terminen sus estudios escolares, el haber tenido contacto con grupos de jóvenes de alguna parroquia ayudará a que no rompan con su itinerario de fe y puedan continuar creciendo.

En conclusión, la fe es un regalo del Cielo, que solo Dios sabrá a quien se lo concede, pero que los padres tenemos la misión de transmitir con nuestro ejemplo y experiencia. Todo siempre es una ayuda, el ambiente de una parroquia y las actividades pastorales del colegio participan de forma conjunta con la familia en el conocimiento y acercamiento de Dios. 

Por Verónica Montero de la Vega

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